Seguro que al ver la imagen os habéis acordado de bastantes cabreos por haberos quedado sin alguna de las tres bolas de este mítico helado. Si es así os ofrezco mis disculpas, pero hay que enfrentarse a ello y superarlo, que ya somos mayores.
Fue un invento completamente innovador, dotaron de realismo al sabor que estábamos comiendo. De esa manera chupábamos una bola de fresa con forma de fresa, una de naranja con aspecto de naranja y una de limón con apariencia de naranja de color amarillo… debe ser que si la ponían con su verdadera forma no daba el palo.
A todos nos molestaba enormemente alguno de los sabores. El que diga lo contrario mentirá y además ira contra muchos años de estudios psicológicos. Si te gusta mucho la naranja, el limón te tocará las narices, y viceversa. Y si por un casual te puedes abstraer y que te gusten los dos por igual, el sabor de la fresa tiene que atraerte menos por pelotas.
A mí me gustaba mucho el de naranja y casi repudiaba el de limón, que siempre se me caía al suelo por tardar en comerlo.
Todavía recuerdo ese anuncio en el que decían que en el mundo de los boomys no se podían coger las frutas, sino que “había que cazarlas”. Vaya un invento… ¿y si tenías mala suerte y te entraban tres de limón en esa cacería…?
P.D. ¡Viva el merchandising de Boomy! Hay algunas heladerías que no cambian la papelera con el bicho azul desde el 94, y esto tiene su mérito.