Bruselas es un sitio en el que la cultura de caminar y comer a la vez está bastante arraigada. Si en Madrid o Barcelona podemos ver a cantidad de gente de este palo, Bruselas no se queda atrás ni mucho menos.
Os vamos a explicar nuestra situación y de esa manera comprenderéis lo de comer y correr. Llegamos sobre las 9 de la mañana de un viernes y empezamos a turistear como locos, gracias a Dios teníamos una buena guía. A no sé bien qué hora enganchamos un chocolixir que nos llenó parcialmente el estómago. Consejo… si podéis tomarlo un poco calmados, os sentará infinitamente mejor.
Al ratito, cerca de las 14, el hambre empezó a hacer acto de presencia con un tímido rugido que despertó a los dibujos de las paredes. Como hay mucho por ver, lo de pararse es de pobres de espíritu. Sin más ni más nos compramos dos cucuruchos de patatas, con un par de salsas y tan felices. Es un “plato” completamente aconsejable para este tipo de turismo findesemanero.
Más tarde, como dos horillas después, nos picó el gusanillo dulce. Podíamos elegir entre los dos grandes tótems del postre transportable; las fresas con chocolate o los gofres especiales. Dado que el ser humano es indeciso por naturaleza, ¿qué pensáis que hicimos? Efectivamente, tomarnos los dos, uno en ese momento y otro después de cenar, pero no quedarnos sin probarlo. Realmente, muy pero que muy aconsejables los dos. Lo bueno es que dentro de estas fugaces delicatesen puedes elegir sabores e incluso texturas a la hora de comerlo.
Algo a lo que dijimos un NO rotundo fue a los típicos kebabs que los hay igual en España. Partiendo de la base de que no lo probamos, podemos decir que nos trataban como billeteras con patitas bajando por la calle de los restaurantes. Yo creo que si nuestra lengua hubiera sido swahili, alguna palabra hubieran sabido. ¡Qué dominio tenían del chapurreo!, además que te veían y ya te hablaban en tu idioma, ¡vaya cracks! Eso sí, cuando a un español se le agobia para entrar a un sitio… malo, solemos decir que “pa su tía” y así pasó hasta la hora de la cena. La estafa de nuestra cena ya es otra historia que contaremos a lo largo de la semana.
Sabemos que no hemos hecho referencia en este post a los dulces que no son chocolate (galletas, caramelos, pasteles o bollos), pero creemos y queremos dejarles un hueco especial en los próximos días.