Después de un fin de semana en el que he demostrado que las cosas que ponen en Internet no son infalibles, el regusto que me queda es que os tenéis que fiar muy poco de las recetas de texto que salen por la red.
Cuando buscas por Internet cómo hacer algo, te das cuenta de que las ofertas para una misma receta son completamente variadas. Llegas a pensar que el roscón de reyes se puede hacer de cuatro maneras diferentes, pero no, te puede salir mal en TODAS ellas.
Cada vez que nosotros os ofrecemos una receta nuestra es porque la hemos probado, sabemos que sale bien y que está razonablemente buena. El proceso por el que pasan nuestros platos antes de hacer el vídeo y subirlos es muy sencillo.
1º. Probamos como se hace
2º Corregimos fallos, si los hubiese.
3º Grabamos.
Todo esto, claro está, en días diferentes. Pues bien, llevamos unas cuantas semanas viendo como lo que la gente cuelga por Internet es poco menos que una mofa para el que lo lee. Los ingredientes muy pocas veces están bien dichos y los tiempos de coción están puestos al tun-tun.
Obviamente, a lo que más me estoy refiriendo es a todo lo relacionado con bollos, galletas y demás. Hicimos roscón en Navidad hasta 3 veces, tres recetas diferentes y siguiendo cada paso al toque. Ninguno salió bien, todos sabían a roscón, pero textura… una leche pa mí. Este fin de semana con un tipo de galletas me ha pasado lo mismo…
No es por echarnos flores, pero lo bueno de las vídeo recetas es que ves cómo lo haces, cómo lo echas y cómo queda al sacarlo.
Lo único que os queremos decir es que si queréis sorprender a alguien con una receta de texto encontrada por Internet… probadla unos días antes u os podréis encontrar comprando un pollo de encargo en el bar de abajo.